El matrimonio nunca será perfecto

Esta es la clase número 10. Nos la dio Ricardo Espíndola, nuestro mentor y director. La clase fue entretenida obviamente pero les voy a ser sincera, me estaba durmiendo otra vez! No porque estuviera aburrida pero porque esta vida del adulto a veces me mata y la verdad estaba muy cansada.

La clase fue sobre Maridaje y Análisis Sensorial. Empezamos haciendo un pequeño repaso de lo que hemos visto hasta el momento lo cual fue bueno, y ayudó a que algunos de los conceptos quedaran más claros. Les platico otra cosa, resulta que a uno de mis compañeros de clase que se sienta a un lado de mi (Moisés, quien me cae súper bien) le prestaron el libro "El Vino", de André Dominé. El cual empecé a hojearlo y se ve muy muy bueno... y pues me lo compré!

"El Vino" De André Dominé. Muy buen libro!

Bueno, empezamos haciendo un ejercicio en el cual analizamos el aroma de diferentes ingredientes y explicamos a qué nos recordaban. Cuando entramos al salón vi todos esos alimentos junto con platitos con comida y pues me dio miedo, porque en esos platitos había jamón el cual nunca, NUNCA, me comeré.
El ejercicio estuvo interesante, cuando yo olí la canela les dije que me recordó a la avena con canela del desayuno y mi director dijo que estoy loca por comer esas cosas, en serio nadie come avena con canela? Sabe riquísima!

Después probamos estos dos vinos:

Vinos 1 y 2 de la clase del 07 de mayo de 2018

El vino 1 (de la izquierda) era un vino rojo grosella, con ribetes morados, claro, brillante. Tenía en nariz notas de grosella, fresa, ciruela, frambuesa, arándano y tal vez algo de canela. Era un vino muy plano, sin acidez, calidez o tanicidad. Un vino Español muy barato.
El vino 2 era un vino rojizo, con mayor capa de color, claro, brillante. En nariz con notas de manzana roja, ciruela madura, chabacano, pimienta, clavo e incluso con un poco de barrica. Era un vino con mucha mejor estructura, acidez, alcohol y tanicidad muy balanceados.

El objetivo era comparar los vinos y ver los polos opuestos porque eran muy muy diferentes. Si se dan cuenta nos dieron una gomita también, para poner a prueba nuestra nariz al momento de masticarla, aquí me di cuenta que mi nariz no está tan mal después de todo (rinitis, sinusitis, cirugías, etc).

Por último, empezamos a hablar del maridaje. En teoría existen algunas reglas tradicionales que deben seguirse siempre que se quiera acompañar un platillo con un vino o vice versa. Sin embargo, siempre que hay reglas estas pueden romperse así que si a ustedes les gusta un vino dulce con una carne súper grasosa, pues ese es su gusto. De igual manera, entre lo más importante que vimos fue que el maridaje perfecto no existe! Siempre van a existir diferencias o discrepancias pero lo más importante es encontrar cierta armonía o equilibrio. Moraleja: el matrimonio nunca será perfecto ni cuando se trata de vino y comida.

Aquí tienen la foto de nuestros maridajes. Incluimos un vino más que fuera así como el punto medio entre los dos vinos mencionados previamente; es decir, ni muy muy, ni tan tan.

Vinos 1-3 e ingredientes para maridaje. Clase del 07 de mayo de 2018

Aquí va cada alimento que maridamos con los vinos:
  1. Queso de oveja semi-maduro (el triangulito): Con el vino número 1 se perdía el vino; el vino 2 casi lo nivela pero aún el queso era más fuerte. Fue con el vino tres que ambos se enriquecieron y prácticamente se pasan juntos. Es decir, necesitábamos un vino un poquito más fuerte para este queso.
  2. Queso tipo manchego: Era un queso muy cremoso, suave y sin sabor. El vino número 3 se llevaba toda la escena. Lo probamos con el vino 1 (el que es muy plano) e igual, siguió predominando el vino. La conclusión fue: quesos suaves y  cremosos se llevan mejor con vinos espumosos, blancos o rosados.
  3. Jamón serrano: Ni lo probé!!! Jamás!!! Pero mi compañero Moisés (a quien tampoco le gusta mucho el jamón) dijo que sabía horrible; casi se vomita el pobre. Resulta que el vino deshace al jamón y deja salir toda la sal. Por esta razón, la charcutería se lleva mejor con vinos blancos fortificados o estructurados, o con tintos muy pesados.
  4. Tomate: No me gusta el tomate, me lo como si me lo tengo que comer y si está combinado con muchas otras cosas, pero si no, mejor lo evito. El problema del tomate con el vino es que tiene puntas de acidez. Lo probamos con el vino número 3 y descubrimos que se amarga bastante. Sólo puede maridarse si se le pone aceite porque se neutraliza la acidez, y si tenemos vinos blancos, rosados o espumosos.
  5. Lechuga: Resulta lo mismo que con el tomate. Tiene puntas verdes amargas por lo cual nunca debería combinarse con un vino tinto.
  6. Chocolate: Es muy difícil maridar chocolate con vino tinto. En teoría puede maridarse con Oporto (ya lo probé así en alguna ocasión en Portugal) que es muy dulce y muy fuerte en cuanto a contenido de alcohol porque si no, siempre va a predominar el chocolate!
  7. Pan + Vinagre balsámico: El vinagre balsámico amarga mucho al vino, lo probamos con el vino 2 y aumenta mucho el amargor de ambos así como la astringencia. En teoría, una vinagreta sólo debería llevar algunas gotas de vinagre balsámico, no 50/50, como algunos le hacemos.
De lo que se puede concluir es que el vino tinto no se lleva bien con vegetales ni ensaladas. A menos que sean vegetales asados o cocidos. También, maridar vino tinto con chocolate es todo un reto y de preferencia no debería hacerse. Por último, parece que el vino más versátil (en opinión de los sommeliers) es el vino espumoso, puede llevarse bien con prácticamente cualquier ingrediente y cualquier platillo. Depende mucho de los platillos obviamente pero si no quieren fallarle, un vino espumoso es una buena apuesta cuando se tienen muchos platillos con diferentes ingredientes.

Eso es todo. Esta semana nos vamos a Querétaro a emborrachar... ah no perdón, a aprender sobre vinos. Ya les platicaré cómo va el viaje! 


Eskerriska!






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